El Papa en la audiencia: 'En la oración sentir a Dios como la caricia que nos tiene en vida'

Francisco invitó también a leer diariamente alguna frase del Evangelio y a meditarlo en familia rezando unos por otros

Ciudad del Vaticano, 26 de agosto de 2015 (ZENIT.org) Sergio Mora | 124 hits

En este miércoles por la mañana del verano romano, el papa Francisco llegó a la Plaza de San Pedro en el jeep blanco para la audiencia general. Allí encontró a los fieles y peregrinos que le esperaban con cantos y aplausos. El Santo Padre se detuvo varias veces para saludar a los presentes y bendecir y besar a varios niños.

Tras la lectura en diversos idiomas del Evangelio que narraba el episodio de Marta y María, se dirigió a los presentes que le acogieron con un fuerte aplauso.

Después de haber reflexionado en las dos audiencias anteriores sobre la familia relacionandolos con la fiesta y el trabajo, ahora el Papa se centró en la oración.

El Santo Padre si bien reconoció que en las familias “a veces hay un desagrado sincero por no tener más tiempo para rezar”, invitó no solamente a rezar, sino a “desarrollar un amor afectivo hacia Dios” y a interrogarse si el pensamiento de Dios nos asombra.

El espíritu de la oración -- indicó el Papa-- se fundamenta en el gran mandamiento: «amaras al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas». La oración se alimenta del afecto por Dios.

Porque, añadió, tenemos que sentir a Dios “como la caricia que nos tiene en vida y antes de la cual no hay nada, Una carica de la cual ni la muerte nos puede separar”.

Porque es limitado entender a Dios “como un gran ser que hizo todo, el juez que controla cada cosa” o “”como el ser superior que da los mandamientos. Eso es verdad, dijo, pero solamente cuando existe el afecto se le entiende”. “El nos ama, es impresionante, que nos acaricie. Es tan bello”, dijo.

“Dios hace más --insistió Francisco-- nos acompaña en la vida, nos protege, nos ama”. Por ello indicó la necesidad de que el afecto por Dios “encienda el fuego del espíritu de la oración”, contrariamente serán muchas palabras como las de los paganos o las de los fariseos.

El Pontífice señaló la belleza de la oración espontánea, como la de una invocación o un pensamiento, o como un beso enviado se vuelve una oración. “Es lindo cuando las mamás enseñan a sus hijos a enviarle un beso a Jesús o a la Virgen”, dijo.

Porque “es el Espíritu Santo quien nos enseña a decir 'Abba Padre', como lo decía Jesús” y con este don no nos podremos nunca encontrar solos, dijo. Un don, añadió, que se debe aprender en familia, con la misma naturalidad con la que se dice papá o mamá.

Y si bien reconoció que en las familias siempre falta el tiempo, el espíritu de la oración da el tiempo a Dios, encuentra la paz de las cosas necesarias y la alegría de los dones inesperados.

Refiriéndose a la lectura del Evangelio de hoy, precisó que Marta y María, aprendieron de Dios la armonía de los ritmos familiares. La fiesta, el trabajo y la oración. Y que un día Marta aprendió que el trabajo del hogar no era todo, sino que la parte mejor era la oración.

Así invitó a leer cada día alguna párrafo del Evangelio. E interrogó: ¿Tenemos en casa el Evangelio, lo abrimos para leerlo juntos? Lo meditamos rezando el rosario, porque es un pan bueno que nutre a todos.

Y concluyó indicando que ha visto en las ciudades que hay niños que no saben hacer la señal de la cruz. Papá y mamá, enseña a tu hijo a persignarse, y este es una tarea hermosa de papá y mamá.   

En los saludos en idiomas, en español dijo: "Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Invito a todos a descubrir la belleza de la oración en familia para que rezando unos por otros seamos protegidos por el amor de Dios. Muchas gracias".