Hoy se inicia la Novena a la Inmaculada Concepción, camino al Año de la Misericordia

REDACCIÓN CENTRAL, 29 Nov. 15 (ACI).- “La Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original desde el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano”, afirma la Bula “Ineffabilis Deus” sobre la Inmaculada Concepción de María.

Cercanos a esta gran Solemnidad mariana que se celebra cada 8 de diciembre y que este año coincidirá con el inicio del Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, aquí una Novena para pedir la intercesión de la Virgen María ante Dios.

Por la señal de la Santa Cruz...

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.

Oración preparatoria

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios, no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado. 

No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.

Lectura bíblica (Gn. 3, 9 - 15)

Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?", Este contestó: "Te oí caminar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo: por eso me escondí". Dios le replicó: "¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? Acaso comiste del árbol del que te prohibí comer?" Dijo el hombre: "La mujer que me diste por compañera me dió del árbol y comí". Dios le dijo entonces a la mujer: "Por qué lo hiciste?". Contestó la mujer: "La serpiente me engañó y comí". Entonces Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, serás maldita entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Caminarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaJe y su linaJe: él aplastará tu cabeza, mientras tu le atacarás el talón". PALABRA DE DIOS.

Consideración

Consideremos cómo Eva fue desobediente. Su desobediencia fue causa de muerte para sí misma y para toda la raza humana. Al contrario, María Santísima, por su obediencia a la Palabra de Dios, se convirtió en causa de salvación para sí como para todo el género humano. Sucedió, pues, que el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María. Porque lo que Eva había fuertemente ligado con su incredulidad, la Virgen María la libertó por su fe.
Procuremos imitar la fe y la obediencia de la Santísima Virgen María, para que, como Ella, seamos colaboradores en la obra salvadora de Jesucristo.

Oración para el primer día

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo redentor nuestro! Así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo Bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en Ti. Amén.

(Aquí se hace la petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)

Letanías a la Virgen

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, 
ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, 
Dios, Espíritu Santo, 
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María, 
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo, 
Madre de la Iglesia, 
Madre de la divina gracia, 
Madre purísima, 
Madre castísima, 
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada, 
Madre amable, 
Madre admirable, 
Madre del buen consejo, 
Madre del Creador, 
Madre del Salvador, 
Madre de misericordia, 
Virgen prudentísima, 
Virgen digna de veneración, 
Virgen digna de alabanza, 
Virgen poderosa, 
Virgen clemente, 
Virgen fiel, 
Espejo de justicia, 
Trono de la sabiduría, 
Causa de nuestra alegría, 
Vaso espiritual, 
Vaso digno de honor, 
Vaso de insigne devoción, 
Rosa mística, 
Torre de David, 
Torre de marfil, 
Casa de oro, 
Arca de la Alianza, 
Puerta del cielo, 
Estrella de la mañana, 
Salud de los enfermos, 
Refugio de los pecadores, 
Consoladora de los afligidos, 
Auxilio de los cristianos, 
Reina de los Ángeles, 
Reina de los Patriarcas, 
Reina de los Profetas, 
Reina de los Apóstoles, 
Reina de los Mártires, 
Reina de los Confesores, 
Reina de las Vírgenes, 
Reina de todos los Santos, 
Reina concebida sin pecado original, 
Reina asunta a los Cielos, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina de la familia, 
Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. 
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración: 
Te rogamos nos concedas, 
Señor Dios nuestro, 
gozar de continua salud de alma y cuerpo, 
y por la gloriosa intercesión 
de la bienaventurada siempre Virgen María, 
vernos libres de las tristezas de la vida presente 
y disfrutar de las alegrías eternas. 
Por Cristo nuestro Señor. 
Amén.

Oración final

Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
Te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, madre mía! Así sea.

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